Luna negra

Letanía furtiva

Permita que me lamente, así, triste
a lo lejos, tropezando en las distancias
en ese ojo que cae un poco torcido,
interrogando otros labios enraizados en los míos
Permita que le llore mucho, a raudales
a ríos caudalosos, a juegos de manos
a tríos y cuartetos
a sonatas y conciertos
Y en el olvido en que me sumerge
permita que le susurre,
que mi aliento a mandarinas lo despierte por la noche
tiritando de frío, de miedos, de caricias fúnebres
preguntándose, una y otra vez, por qué carajos
me dejó partir.

Palomerías

Allá va de sombras, intensa, intensa
se mira al espejo fría, fría, fría
hielo fragmentado en el aire
quebrada el ala, el alma rota
atravesado el güergüero de amores
rojo ropaje de rosas nocturnas
risas acuchilladas a mansalva
Vuela pájara triste, triste, triste
reparte tus plumas, aléjate
muérete pronto en tus cielos grises
No persigas mis sincronías de olvido
con tu agobiante cucurruteo eterno
ya no te quiero, ya no te quiero, ya no

En el rigor

Los días a veces se arrastran parricidas por las calles
los nombres de las cosas se olvidan
(en el miedo del alzhéimer)
no se entiende este frío que sube por los brazos en primavera
nada cambia -dime tú- tanta cosa y el mismo reflejo
sostenido entre tus manos
(que tiritan de pavor al párkinson)
y en medio de todo -pienso yo- tantas ganas tengo de soltarte
de olvidarte en el aburrimiento de las tardes que no mueren
en la respiración sostenida y sibilante del corazón que late
asfixiado en el humo de la nicotina asesina
que te espera volteando una esquina cualquiera
(el enfisema que te aterra)

y tú -de nuevo tú- adormilado en una silla bajo las sombras
soñando con cuerdas enroscadas a tu cuello

Epitafio

y aquí soy, ya lo ves, de nuevo, alimentándome de palabras
las tuyas, las de otros, hinchándome de ellas, como una esponja,
un pez globo cubierto de espejos, observando una imagen que

se repite infinitamente, saltando de reflejo en reflejo, sin pausa,
sin vida, muerta en acción, o inactiva, y yo, nuevamente, estoy
cuidando el arco, elevando los brazos, tomándome el pulso a dos

manos, vertiendo el corazón sobre la arena, pensando en tanto,
tanto tiempo perdido, tantos miedos, toda la piel que se escapó
del deseo mutuo, insatisfecho ayer, hoy y siempre, porque lo que

no se vivió ya está podrido: una vez que señalo esa línea
divisoria entre el antes y el después. Y no puedo, bien lo sabes
no puedo, nunca pude, retornar a la sangre y mirar hacia atrás.

Inapelable

Renuncio en el más absoluto negro
sin una variante gris de arrepentimientos
(en una noche sin luna ni estrellas
no hay espacio para arcoíris dobles
ni para soles triples levantándose por el norte
en algún otro planeta lejano, fantasmagórico
donde el aire espeso y negro
circula por calles desnudas y negras
ahuyentando extraños insectos negros
que devoran el alma dolida y negra)

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Nacida el 5 de febrero del 60, estudió Pedagogía Básica con mención en Lenguaje. Lectora impenitente desde que aprendió a leer a los 4 años. Toda la vida ha escrito, pero comenzó a hacerlo de manera sistemática desde hace dos años.

Publicó una novela por capítulos en el Facebook, "Calles, Historias y Caminos", y un cuento "De Autos y Amores".

En marzo de 2009 se integró en forma estable a Letras Kiltras. También participó en Las Letras del Mal, y Mi Literaturas, en donde fue publicando poesía y relatos variados Algunos de sus escritos han sido publicados en revistas digitales, como "La Letra Grande" y "Sequoyah Virtual".

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